LINFEDEMA EN CANCER DE MAMA

LINFEDEMA EN CANCER DE MAMA


  • El linfedema se produce por un acúmulo de linfa o líquido linfático en el tejido celular subcutáneo de la extremidades y es una de las complicaciones derivadas de la extirpación de ganglios o nodos linfáticos. 
  • En el caso del cáncer de mama se trata de los ganglios axilares y, por tanto, el linfedema se produciría en las extremidad superior (mano, antebrazo y/o brazo). 
  • Tiene distintas etapas o niveles de gravedad y puede llegar a ser uno procesos más invalidantes como consecuencia del tratamiento del cáncer de mama. 
  • Entre el 5 y 20% de las pacientes sometidas a cirugía axilar pueden desarrollar algún grado de linfedema a lo largo de su vida. 

¿Por qué puede aparecer el linfedema como consecuencia del cáncer de mama?

Puede producirse cuando extirpamos los ganglios, ya sea totalmente (tal como ocurre en el vaciamiento axilar) o parcialmente (en el caso del ganglio centinela). Tras un cáncer de mama tratado con cirugía en la axila para extirpar los ganglios o nódulos linfáticos, existe un riesgo de desarrollar linfedema de hasta un 10%.
El riesgo de linfedema aumenta cuando se administra radioterapia sobre la axila y el riesgo se incrementa hasta el 20-25%. 
Estos procesos pueden bloquear o interrumpir el sistema linfático, de manera que se puede acumula la linfa bajo la piel del brazo, antebrazo y/o de la mano. 
Pero debes saber que el riesgo de desarrollar linfedema en una persona en concreto es impredecible. 

El tipo de cirugía y el estilo de vida juegan un papel muy importante y son varios los factores que pueden influir:
• Extirpación de los nódulos linfáticos axilares
• Cirugía y/o radioterapia sobre la axila
• Cirugía e infección postoperatoria
• Obesidad
• Vida sedentaria
• Falta de movilidad
• Exceso de movimiento o movimientos mal realizados 
• Prendas de vestir o joyas que compriman

¿Qué síntomas acompañan al linfedema?

La clínica del linfedema se caracteriza por un aumento de volumen de la extremidad superior, pesadez, rigidez y, en algunos casos, la aparición de infecciones que afectan al sistema linfático. 
Desafortunadamente, el linfedema puede evolucionar hacia un deterioro progresivo que conduce a una cronificación del problema y a una limitación de las funciones del brazo. 
El linfedema puede clasificarse en varias etapas o fases:  

Estadio I o infraclínico 
Sólo se ve por linfografía (técnica que consiste en la visualización de los vasos linfáticos inyectando un contraste en su interior) o por linfoscintigrafía. Podría corresponder con aquellos pacientes que refieren pesadez en su brazo pero no hay diferencia en la circunferencia del mismo.  

Estadio II
El linfedema es reversible con la elevación del miembro. Esto significa que mejora con la elevación del brazo en reposo pero necesita tratamiento fisioterapéutico de inmediato ya que, de lo contrario, el linfedema puede evolucionar.

Estadio III
El linfedema es irreversible. No hay cambios con la elevación del brazo en reposo. Imprescindible el tratamiento fisioterapéutico.   

Estadio IV
En esta fase se aprecian cambios fibróticos en la piel y se denomina elefantiasis. Supone la etapa más invalidante del linfedema y es irreversible.


¿Qué puedo hacer para prevenir su aparición?

Resulta de vital importancia seguir una serie de recomendaciones generales que pueden evitar o retrasar la aparición del linfedema.
La prevención del linfedema debe comenzar inmediatamente tras la cirugía y requiere una serie de cuidados diarios por tu parte, así como un seguimiento regular por parte del equipo sanitario que será el encargado de educar a la paciente en los hábitos adecuados. 
La participación de médicos rehabilitadores y fisioterapeutas puede ser beneficioso para aconsejar a las pacientes.
Inmediatamente tras la intervención es recomendable iniciar un programa de ejercicios respiratorios y movilidad de la mano y del brazo afecto. Progresivamente, se irán introduciendo un mayor número de movimientos que deberás llevar a cabo con suavidad y de forma repetitiva.
Además, un diagnóstico precoz es la mejor manera de impedir su evolución.
Desarrollar nuevas formas de arreglarte y cuidar tu cuerpo se puede lograr al incorporar a tus hábitos cotidianos las recomendaciones y los ejercicios que el médico te recomiende.
La mejor manera de prevenir el linfedema es evitar en lo posible todo aquello que obstruya o dificulte la circulación de retorno del brazo. 

HÁBITOS Y RECOMEDACIONES PARA PREVENIR EL LINFEDEMA

A las personas con riesgo de desarrollar linfedema, se les recomienda tomar una serie de precauciones, entre las que se encuentran las siguientes:

• Evitar extracciones de sangre en el brazo del lado de la operación.
• Evitar manguitos de presión para tomar la tensión en el brazo del lado de la operación.
• Evitar levantar peso excesivo o hacer ejercicios violentos.
• Llevar guantes siempre que exista riesgo de cortarse.
• Evitar hacerse heridas, por pequeñas que sean.
• Facilitar el drenaje linfático con ejercicios específicos, vendajes de compresión o medicación, siempre bajo supervisión médica. 
• Avisar al médico en caso de notar sensaciones de tirantez o hinchazón.

Además, hay una serie de ejercicios que, con el visto bueno del médico o fisioterapeuta, pueden ayudar a prevenir el linfedema:

EJERCICIOS PARA PREVENIR EL LINFEDEMA

Existe un programa variado de ejercicios que se pueden empezar a realizar incluso antes de la intervención y continuar de forma inmediata tras someterse a la intervención quirúrgica. 
La falta de movilidad contribuye a mantener el dolor y favorece la atrofia muscular y la anquilosis articular. 
De forma general, no debe realizar movimientos bruscos ni levantar peso excesivo tras la intervención. 
Los ejercicios deben ser realizados de forma pausada e ir incrementando progresivamente tanto la duración como la intensidad de los mismos.
Aquellos ejercicios más complejos o que requieran un mayor esfuerzo deben ser supervisados por el equipo sanitario.
En cualquier caso, sería importante disponer de asesoramiento por parte del fisioterapeuta y del equipo de rehabilitación. 

Ejercicios respiratorios

• Diafragmáticos: 
Toma aire por la nariz intentando hinchar el abdomen, retén el aire unos segundos y a continuación expúlsalo lentamente por la boca. 
El movimiento del abdomen se controla colocando las manos sobre él.

• Torácicos bajos: 
Inspira el aire expandiendo la parte inferior del tórax, mantenlo durante unos segundos y a continuación expúlsalo lentamente por la boca. 
Coloca las manos a nivel de las últimas costillas para apreciar el movimiento de las mismas al tomar el aire.

• Torácicos altos: 
Inspira el aire expandiendo la parte superior del tórax. Retén el aire unos segundos y expúlsalo lentamente por la boca. 
Sitúa las manos en la parte alta del tórax.
 
 
Ejercicios de prevención de linfedema

Estos ejercicios se deben realizar 2 ó 3 veces a lo largo del día durante unos 30 minutos, aproximadamente, y no deben ser vigorosos.
Podemos realizarlos en posición de pie, sentada e incluso tumbados.
Deberíamos realizar ejercicios que movilicen:
1.  Cuello
2. Hombros y Tronco superior
3. Muñecas y Manos
4. Brazos


De pie o sentada:
  • Con los hombros relajados, mueve la cabeza hacia la derecha y la izquierda alternativamente (4-15 veces)
  • Con los hombros relajados, Inclina la cabeza hacia delante, tocando el pecho con la barbilla (4-15 veces)
  • Sube y baja los hombros alternativamente (4-15 veces)
De pie o sentada:
  • Intenta acercar los hombros hacia adelante y hacia atrás alternativamente (4-15 veces)
De pie o sentada:
  • Realiza movimientos circulares con los hombros (4-15 veces)
De pie:
  • Intenta juntar las manos atrás, acercando y separando alternativamente los omoplatos (4-15 veces)
Sentada:
  • Situa las manos en el hombro contrario y gira el tronco hacia ambos lados alternativamente (4-15 veces)
  • También puedes elevar ligeramente los codos.
De pie o sentada:
  • Realiza círculos con el brazo extendido, abriendo y cerrando el puño suavemente (4-15 veces).
  • También puedes realizarlos con los codos flexionados y las manos hacia arriba.
De pie:
  • Situa la mano en la espalda e intenta acercarla hacia los omoplatos (4-15 veces)
De pie o sentada:
  • Situa las manos en los hombros e intenta dibujar círculos cada vez más amplios con ambos codos (4-15 veces)
De pie:
  • Situa la mano encima de una mesa y desplázate hacia atrás hacia con la mano fija (4-15 veces)
  • También puedes realizar estos ejercicios sentada desplazando un libro hacia adelante y hacia atrás alternativamente
De pie o sentada:
  • Intenta tocar la cabeza o la oreja opuesta realizando un circulo amplio con el brazo (4-15 veces)
De pie:
  • Sitúate delante de una pared e intenta desplazar la mano hacia arriba realizando una escalerita con los dedos de la mano (4-15 veces)
  • Puedes realizar el mismo ejercicio situándote en posición lateral respecto a la pared
Tumbada:
  • Intenta acompañar al brazo afecto hacia atrás intantando no flexionar los codos (4-15 veces) 
Tumbada:
  • Sitúa las manos detrás de la nuca e intenta separar los codos (4-15 vces)
OTRAS PAUTAS DE EJERCICIOS

FECMA
ESCUELA PACIENTES (JUNTA ANDALUCÍA)
DESPRÉS DEL CÀNCER.CAT

¿Existe algún tratamiento quirúrgico que pueda mejorar dicha situación?

Hasta hace pocos años este problema sólo se podía abordar con tratamientos conservadores como los masajes, los ejercicios o la colocación de vendajes. 
Sin embargo, hoy existen nuevas técnicas quirúrgicas disponibles con resultados esperanzadores que pueden aportar una considerable mejoría en algunos casos seleccionados.

Actualmente las dos técnicas más utilizadas son: 

1. Transferencia ganglionar microquirúrgica: 
Consiste en extraer ganglios sanos con vasos sanguíneos de una parte del cuerpo donde resulten más prescindibles, como la zona superficial de la ingle, y trasladarlos a la axila mediante microcirugía. 
Así se restituyen los ganglios que se extirparon y se suele generan una nueva red de vasos linfáticos (linfogénesis que conecta la red linfática del brazo con los nuevos ganglios y permite vaciar la linfa a través de ellos.
Gracias a este mecanismo se reduce la linfa acumulada y se crea un nuevo sistema de drenaje linfático.
Esta intervención quirúrgica se lleva a cabo bajo anestesia general, dura entre 4 y 5 horas y requiere que la paciente permanezca hospitalizada un mínimo de 3-4 días. 

2. Derivación microquirúrgica linfático-venosa: 
Consiste en unir los vasos linfáticos superficiales (que están justo bajo la piel) con las venas subdérmicas del brazo afectado mediante técnicas de supramicrocirugía, a través de unos pequeños cortes en la piel (de alrededor de 1 centímetro de longitud).
De este modo, se descarga el linfedema, ya que la linfa se deriva desde el sistema linfático hacia las venas superficiales.
Esta segunda opción, requiere 1 día de ingreso hospitalario y podría realizarse bajo anestesia local y sedación. 

Tras estas intervenciones, las pacientes deben someterse a un programa de fisioterapia y rehabilitación de varios meses de duración. 
Es importante intervenir el linfedema cuanto antes, a poder ser durante el primer año, cuando aún no se ha instaurado y no hay fibrosis residual, pues así se obtienen resultados más satisfactorios. 

No todas las técnicas son adecuadas para todas las pacientes. 
Por ello, resulta imprescindible que cada paciente sea evaluada de forma individual por parte de un especialista en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora para analizar su caso y ofrecerle una solución adecuada y realista, con las máximas garantías.
Puede obtener más información en SECPRE (Sociedad Española Cirugía Plástica Reparadora y Estética) y en la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer).



Share by: